A vino nuevo, odres nuevos
DEPARTAMENTO DE PASTORAL
Queridos alumnos:
En el tramo final del curso, en este entorno educativo cambiante que nos ha tocado vivir, hemos alumbrado lenguajes asequibles para vosotros. Como Comunidad Educativa de Esclavas de María, hemos luchado –y seguiremos luchando- para transmitiros los contenidos formativos adecuados y el mensaje de Jesús, que no es otro que el Amor que Dios siente por todos nosotros.
“A vino nuevo, odres nuevos” (Mt 9, 17) podría ser nuestra máxima como educadores cristianos. En la Biblia, el vino siempre nuevo que alegra y embriaga es Cristo; nosotros, los educadores, somos los odres rejuvenecidos por la fe. Confiando en Jesucristo, hemos adaptado lenguajes y desarrollado estrategias de acercamiento, aceptando el reto de seguir acompañándoos.
Lo primero es reconocer que os hemos sentido más frágiles que nunca. Temerosos al principio, incapaces de fraguar una respuesta ante la realidad devastadora que vivíais; Sobrepasados en ocasiones por la muerte de alguno de vuestros familiares; Sufrientes, queriendo creer que las cosas iban a mejorar en todos los hogares e intentando responder a las nuevas propuestas educativas; Dubitativos por último, cuando habéis intuido los problemas que nos aguardan tras la pandemia.
En esta confluencia de sentimientos, los educadores de Esclavas de María hemos querido sembrar en vosotros ESPERANZA. No ha sido fácil, pues vuestros ojos han crecido familiarizados con la respuesta inmediata y la esperanza es una “virtud lenta”, para la que hay que preparar el espíritu, del mismo modo que necesitamos acostumbrar la vista a la penumbra.